¿Cuántas veces hemos escuchado la siguiente expresión: "Qué mal está la cosa"? ¿Quién no ha dicho: "la cosa está muy mal"? Infinitas veces. ¡Hay qué ver el miedo que nos da "la cosa"! ¿Por qué nos asusta tanto?
Creo que no he descubierto América si digo que la situación actual en todos los ámbitos está en una situación tan decadente que incluso decepciona. La crisis, o lo que es lo mismo, "la cosa" afecta a todos. Y en el ámbito de la publicidad no es para menos. Asusta ver los datos del Sepe de los licenciados en publicidad y relaciones publicas parados y aun en más en el caso de las mujeres.
Llegados a este punto, nos tenemos que plantear una cuestión: ¿Hay crisis en la comunicación? Claro que sí, ¿Dónde no hay crisis? Son malos tiempos para la comunicación en general y cada vez hay menos inversión en publicidad. Pero debemos hacer un matiz, cada vez se invierte menos en publicidad de los métodos tradicionales como son los medios escritos, televisión, radio... Mientras que la comunicación en Internet cada vez está más y mejor desarrollada y se invierte más. Parece impensable que puedan hacer cosas más novedosas e innovadoras de las que existen pero la imaginación y el trabajo de los seres humanos no deja de sorprendernos.
Internet se está conviertiendo rápidamente en un medio fortísimo, muy importante e indispensable. Incluso necesario para el trabajo, la vida y el día a día de todos. Y la publicidad aprovecha al máximo este medio que ya domina todo y que crece también ligado a los dispositivos móviles. Se trata de un medio rápido, fácil de usar, universal, útil, variado, económico, libre... y estas características a parte de beneficiarnos las personas, también se aprovecha la publicidad.
Ya no nos podemos imaginar la vida sin el gigante Internet y por esta razón tenemos que intentar estar empapados de todo y con ganas de aprender y del cambio continuo. Está claro que el futuro y el presente de todas las personas está en Internet. ¿Pero y en el caso de los publicistas y relaciones públicas? En nuestro caso mucho más, así que ¡Con las pilas siempre puestas!
